Porque la muerte es universal y tan cierta como la vida, hemos querido volver a reunir a nuestras familias para transmitirles la importancia de que toda persona elabore el proceso de duelo como una reacción normal ante la muerte de un ser querido. No es un proceso para el que nos eduquen desde niños y las personas con Discapacidad Intelectual (DI) tampoco escapan a esta realidad.
Centrándonos en este aspecto y en nuestras residentes, es bueno y normal que pasen dicho proceso, entendiendo la vida tal y como es. Hay que acompañarles en su sufrimiento, pero sin infravalorarles o protegiéndoles en exceso. Así fomentaremos autonomía y responsabilidad, normalizando todo el proceso y aceptando que las personas con Discapacidad Intelectual tienen los mismos derechos que otro individuo de la misma edad o contexto.